Ahora sabía que nunca más dejaría mi casa –bueno, mi cuartito– sin llevar un papel con mi nombre y dirección, y con las instrucciones de que si caía muerto dieran parte a Osorio, cuyo teléfono y dirección pondría en esa misma tarjeta. Había sentido la muerte más cerca, pero no había sido una pérdida de tiempo. Solo a 10 soles. Sabía perfectamente que, bajando por esa callecita encontraría, en la esquina y a la derecha, la Plaza de Isabel II, y que de allí arrancaba la callecita de mi casa. Dentro de la Iglesia uno se sentía ya en el otro mundo, un territorio muy distanciado del de la rutina cotidiana. He olvidado mi llave. Si no la recordaba –pero me sentía optimista, tenía la sensación de que estaba cerca, este barrio me parecía conocido– iría a la policía, para no pasar la noche a la intemperie. Pero la imagen no es exacta: Reynoso tocaba fibras. No me levanté todavía. Y yo tenía la seguridad de que no saldría vivo de allí. Solo sentí un pequeño estremecimiento cuando leí Plaza del Ángel, que, estaba seguro, conocía y me decía algo, aunque no sabía qué. Estamos en un simposio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), celebrando … Porque gozar de un estómago que funciona con la puntualidad de un reloj suizo impedía a las personas sucumbir a la neurosis, la causa primordial de los suicidios que se registran a diario en toda Europa. Como te digo, eran 22 mil metros cuadrados, y si ahora sacamos números actualmente el metro cuadrado cuesta más de 2 mil dólares, y en total serían casi 50 millones de dólares. ¡Todo un lujo!”. La Guardia Civil desmantela una casa de “retiro espiritual” para ritos chamánicos Detenidos dos individuos que dirigían el centro y cobraban 45 euros por día “Si estalla, desaparecerá solo el Asia, créeme. Así fue cercano al frágil imperio de los Populibros de Manuel Scorza, donde se publicó en un tiraje alto este libro con otro nombre: Lima en rock. O sea, el tiro les salió por la culata. Que compren “Gringas sí, yankees no”, y un libro de Ángel Avendaño sobre Túpac Amaru que se esta vendiendo justamente en el stand de ‘Sieteculebras’. La llamo “fraternidad” porque hablar de “ideología” sería un anacronismo: ya nadie sabe ahora qué es o qué fue eso. Y en ese mismo momento –había dado ya, siempre caminando despacito, una vuelta a la Puerta del Sol– tuve la seguridad de que la calle del Arenal, que tenía al frente, me llevaría en la dirección de mi casa. Se paró junto a la puerta y sacó una llave y la abrió. Ya los gusanos habrían hecho presa de mi cadáver, pero el fuego los destruiría. Déjate asombrar por un espacio de encuentro, reflexión y construcción en … El broche de oro vino al final, cuando, para despedirnos en la puerta de la casa, aparecieron duplicados nuestros anfitriones, los Arismendi ficticios, que nos dieron también las buenas noches y nos desearon toda clase de felicidades. Me sentía bien. Casa de la Literatura Peruana is a leisure, travel & tourism company based out of 207 Jirón Ancash, Cercado de Lima, Peru. Será divertido asistir al primer matrimonio de un hombre y una perra o entre una mujer y un mono. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Sentir el gozo visual: la espuma dorada brotando de las mesas. Tiene el poder de aglomerar más sentimientos mentales, tiene la capacidad de arrojarnos diferentes interpretaciones de espacio y tiempo; sin embargo, la propia poesía, en su musicalidad, tiene la ventaja de lo resumido. De Gabriel Bazalar López (El Callao, Perú, 1981) vemos una conexión vital tanto en la pintura como en el verso. Pero nadie se dio cuenta a mi alrededor. Nadie le dio importancia, salvo Osorio, por supuesto, que sonrió con una de sus sonrisas luciferinas y movió por un instante, disgustado, las aletas de su nariz. Ver por primera vez el cuerpo desnudo de una muchacha, hacerle el amor con la delicadeza con que entonces se escribía un poema, gozar juntos ebrios de deseo y de felicidad, sentir que se abolía el tiempo y uno alcanzaba esa inmortalidad del instante que da el éxtasis carnal: ¡qué maravilla! Los “desequilibrados” son pacíficos y no creo que maten ni a las moscas. Era algo que había aprendido. (A mí hace como dos años que no me ha vuelto ese cáncer de la sangre.) No me consoló imaginar que dentro de pocos minutos (¿segundos?) Si seguía, vería a mi izquierda el Parque del Oeste que se repletaba en las noches de putas extranjeras, sobre todo dominicanas y haitianas. Si eso es el progreso, que se lo guarden donde el sol no les alumbre. Aquel vientecito fue largo, pero tan discreto que apenas lo sentí. El tema de esta novela entonces nos arroja hacia nuestra propia época, en un ejercicio de memoria, conectando lo histórico con los personajes, protagonistas de una época en crisis, donde los goces mundanos no logran responder las interrogantes de quienes se atreven a observar interiormente. Le ruego que me permita pasar.” El señor asintió y me abrió la puerta y se retiró para que yo entrara primero. La importancia de Reynoso es descubrir la ciudad. 5 libros para refrescarse y disfrutar del agua y del verano con las personas más pequeñas de la casa #LijEnInfobae: una selección de libros donde el agua es protagonista. Recordé a Carmencita. ¿Cómo esta el panorama de la literatura cusqueña? Hay un evento donde se congregan decenas de poetas y eso hace que se mueva. (Hice una exploración el otro día y el internet me hizo saber que entre los últimos departamentos de Filosofía que sobreviven están, uno, en una Universidad de Cochabamba, Bolivia, y el otro en la Facultad de Letras de las Islas Marquesas. ¿Nunca llegaría a mi casa? Por ende, estas poéticas son parte de una época dura y de un contexto de capitalismo salvaje; áspera dualidad que no impide la rabia del verso. “Esto es vida”, afirmó uno de ellos. Luego de haber tenido tanta influencia en la historia, de haberla marcado a fuego, ahora, sin que nadie las ataque, y pese a que todos los gobiernos las subvencionan y nadie las hostiliza, las iglesias van desapareciendo poco a poco pues aquella lejana observación de Nietzsche se ha hecho realidad: Dios ha muerto y a nadie le importa, pues hombres y mujeres han aprendido por fin a vivir sin Dios. Allí tenía que subir una larga escalera de varios pisos, por lo menos de eso me acordaba. Si para Gastón Bachelard la poesía era una suerte de droga (pues permitía imágenes psicotrópicas), veremos en este poemario muchas imágenes que rozan esa experiencia desde un lenguaje tanto onírico como abismal. Y tenido mucho miedo, por supuesto. “Y no pasarse mañana y tarde haciendo clic clic en el ordenador, rodeado de paredes y de tedio.” “No todo puede ser trabajo, hay otras cosas que debemos valorar”, añadió una chica pelirroja, con convicción. Desde que se generalizó la costumbre de leer novelas encargadas al ordenador renuncié a leer las que se producen –sería ridículo decir “escriben”– en nuestros días. Era también un producto de la cultura y, como esta se ha transformado en diversión, ni nos hemos dado cuenta de que a los viejos dioses los han reemplazado los futbolines, las imágenes de la pantalla, los circos, los dibujos animados y, sobre todo, la publicidad y sus múltiples manifestaciones que comienzan a no parecerlo. Tenía la sensación, casi la certeza, de que mi casa no estaba lejos. ¿Qué quieren? En eso consiste el arte de nuestros días.” Fue una discusión de varias horas, en que yo me negaba a aceptar su teoría según la cual los verdaderos artistas de nuestro tiempo son los ingenieros electrónicos, los programadores informáticos, los grandes especialistas del sonido y la imagen y los profesionales de la Red. Pequeña novela posplástico es un híbrido de género, lo que resulta una propuesta refrescante para estos tiempos: [Soy la percepción o la interpretación de un cuerpo ordinario que se reestablece en la desdicha. Por eso, por falta de gente, les recortan los presupuestos y los abren menos horas cada día, menos días a la semana y menos semanas al año. Nunca más volví a verla y solo mucho después de ocurrido supe que había perdido la vida atropellada por un auto. Temía caerme y por eso daba pasos muy cortos. La poesía como realidad íntima y la prosa como expresión de lo cotidiano: Afuera justifican el silencio y se pudre la verdad, Afuera mueren escarabajos del engaño sometidos, Afuera violan niños y los queman en las canastas navideñas (Pequeña novela posplástico, pág. Leer el libro en versión online aquí: https://www.academia.edu/86606429/Ciudad_Lila_Julio_Barco. Aquí se investiga la literatura y se reflexiona acerca de ella con el fin de establecer nuevos puentes … La visión. Aproveché y subí. El accidente nuclear en la ciudad de Lahore –accidente que se pudo deber a una acción terrorista, nunca se logró determinar el origen– causó más de un millón de muertos, en cuestión de pocos minutos. Pero a los pocos minutos me calmé: era una falsa alarma. Me parece que esta es la última vez que lo organiza la DDCC, ya que actualmente hay una comisión de un grupo de editores que está viendo la organización de las venideras. De inmediato, o, más bien, después de algún inevitable papeleo, lo incinerarían. (¿Soy acaso un ludita? “Nunca imaginé que la metafísica oliera a pedo”, le contesté. Después, reflexionando sobre aquello que hacen los “desequilibrados”, llegué a la convicción de que lo hacen más por instinto que por reflexión. Todas las noches, antes de dormir, pienso en Carmencita y le pido perdón. No, los “desequilibrados” no hacen adoctrinamiento ni apostolado, al menos que yo sepa. Pero, en vez de eso, los latidos de mi corazón aumentaron. Tal vez lo sea.). Eso sí, creo que hacer el amor era algo maravilloso, sobre todo cuando yo era joven. Les vi alzar la voz y gesticular mientras me criticaban. Me senté en una de las sillas solitarias de la Plaza de Isabel II, en el corazón del viejo Madrid de los Austrias, a ver si los recuerdos volvían y encontraba mi casita que debía de estar por estos pagos. Y, por supuesto, me vino una cadena de vientos. Sí, esta mañana había recorrido esta calle. Me limpié la cara con las manos y luego con el pañuelo y finalmente con la misma sábana; pero era inútil porque el sudor brotaba casi de inmediato y me volvía a mojar la frente, el cuello y ahora sentía que bajaba y me había tomado también el pecho, la espalda y hasta las piernas. Tuve la sensación de que ese lugar, donde había mucha gente y además placas, un reloj, banderas, policías y entradas y salidas del metro, tenía que ser importante. Porque estaba nervioso, siempre me ocurre. Creo que si entre ellos existe una buena compenetración, y se encargan de conseguir los auspiciadores durante los meses previos del evento, yo creo que se puede hacer un buen trabajo. Osorio, sí–, hasta de mi propio nombre me olvido a veces; tratando de recordarlo y soltando vientos, vaya huevón. ver una estrella sobre el cielo sobre Lima, pero no hay nada. Seguir recto en dirección N-634. Eso fue solo el comienzo. No estoy diciendo que hacer el amor y comerse un jugoso churrasco fueran equivalentes, no soy tan imbécil. Había sentido la muerte más cerca que nunca, sin duda, mientras, caminando alrededor de esta plaza, intuía que mi casa estaba por aquí. Reynoso escribió sus obras con pulso poético, lo que impide que su fulgor pereza y su música nos siga encantando. Y las malditas ratas, poco a poco, volvieron a la ciudad. Literatura hablando de literatura. Pregunté a una persona que pasaba qué hora era y me respondió que cerca de las tres. Se desespera, pero canta; dice, se refuta; se oye a sí misma, se sostiene; oscila en el nihilismo, se metamorfosea en el delirio; empuja dentro de su propia forma; se pierde; se encuentra: el yo poético que se resuelve dentro de un eje que fluye, como río. Había recorrido ya toda la calle del Arenal y estaba en la Plaza de Isabel II, frente al edificio del Teatro Real, donde anunciaban una temporada de cinco óperas de Verdi. Hay menos pobreza que antes, por ejemplo, y eso es una gran cosa. El director de Cascahuesos también criticó a las autoridades arequipeñas: “El Gobierno Regional o la Municipalidad Provincial, tienen grandes presupuestos para el aniversario de Arequipa, pero no tienen presupuesto para hacer un fondo editorial o para poder contratar derechos de autor. Lo que él llama “librería” es uno de esos simulacros que nos rodean, una de esas luciérnagas que en la noche se prenden y se apagan casi al mismo tiempo. Seguramente, aunque no lo recordaba. Que la muerte me sorprendiera en el sueño era una buena manera de morir. Y pensar que se celebró como un gran invento –yo lo recuerdo muy bien, ocurrió hace unos cuarenta años, o veinte, o diez: eso que llaman el espectáculo multimedia comentado–. Su obra juvenil -que influenció a Sergio Galarza, Óscar Malca, Richard Parra, entre otros tantos autores-, y que dibujó a un Reynoso juvenil y escolar (o, mejor dicho, comprometido con la escolaridad, es decir, con la infancia) no es el único Reynoso. Miré con angustia a mi alrededor: la gente que había acudido a la manifestación de protesta por el cierre de los Ideal ya se había retirado. “¿Tenemos que dedicarnos también a expulsar diariamente nuestro semen?” No entendí qué quería decirme, pero, al parecer, sus compañeros sí, pues todos sonrieron al oírlo, como si me hubiera derrotado. sabría si existía Dios, si teníamos un alma que sobreviviera a la desaparición de esa energía corporal que tenía a mi corazón latiendo y a la sangre corriendo por mis venas, o si en el futuro solo habría silencio y olvido, una lenta descomposición del organismo, hasta que las lenguas del fuego extinguieran esa carne sucia y mojada que ya comenzaba a pudrirse cuando la quemaron. Sentí algo de frío. No, esa vez yo estudiaba arqueología. ¿Cómo piensas que está amueblada esta casa? Se llamaba la calle de la Flora. Exhibición de una opacidad deliberada entre pequeños símbolos sobre hechos de la realidad social del poeta, los elementos de su cotidiano como decodificadores de la función referencial. Aunque tengo sentimientos encontrados respecto a los “desequilibrados”. Alguien fantaseó: “Tal vez nos pusieron ese nombre los que creían que éramos un peligro para la sociedad. Borges, Vargas Llosa, Bolaño, Reynoso no se me van de la mente. Yo sabía que iba a ser así. VISIÓN La Casa de la Literatura Peruana es la institución de referencia de la literatura nacional. Pareció un avance que se pudiera oír una ópera y, a la vez, en la pantallita portátil recibir información sobre la obra, el compositor, el libretista, el director de orquesta, el contexto histórico de la pieza, y, para colmo, que fuera posible también comentar con otras personas la representación a la que se asistía, con espectadores próximos o que estaban lejos de lo que ocurría en el escenario. Qué rico, taparse bien y dormirse sabiendo que me despertaría varias horas después, con la luz natural, y que aquella sería mi casa, bueno, mi cuarto y mi bañito. Habla de peluquerías y uno siente el sabor dulzón del lenguaje de las tijeras cortando una cabeza y ¡zas! Otro los refutó a ambos, asegurando que una proeza mayor todavía era la de haber fabricado la píldora que sosiega la libido y que hubiera hombres y mujeres sin preocupaciones sexuales como antaño. Llegaría hasta allí, subiría los cinco pisos despacio, sin agitarme, lavaría los pantalones con jabón y lejía, y luego me acostaría, tranquilo, con la conciencia de haber sobrevivido a una experiencia nueva que me había acercado un poquito más a la muerte. Ahora tengo la seguridad de que el sexo ya no representa tanto como cuando uno, en aquellos lejanos años, iba poco a poco venciendo los tabúes y veladuras que rodeaban el amor físico y llegaba por fin al acto sexual como quien llega al paraíso. Los miércoles y sábados 2, 5, 9, 12, 16, 19, 23 y 26 de setiembre de 2020, de 6 p. m. a 9 p. m., la Casa de la Literatura Peruana ofrecerá el taller práctico a distancia … Ahora, había recobrado la memoria. La economía funciona gracias a la empresa privada y a la economía de mercado, a la competencia, por supuesto. Muchas veces hemos discutido con Osorio por qué las grandes iglesias, y esos fanáticos terroristas que querían acabar con ellas a punta de bombas y asesinatos, se van eclipsando en nuestro tiempo, pues lo mismo que con el catolicismo pasa con el judaísmo, el protestantismo, la Iglesia ortodoxa y hasta con las iglesias orientales como el islam (en sus dos ramas) y el budismo: pierden fieles, vigencia, se van marchitando, tanto que muchos piensan que acabarán por extinguirse. Nunca más volví a verla, y solo muchos años después de ocurrido me enteré del accidente en el que había perdido la vida. Quizás en este mundo plástico, lo más desnudo sea el lenguaje: la palabra, al no ser imagen, se torna esencia. A la isla caribeña arriba un barco portador de una siniestra carga. Es muy corta. ¿No resulta extraño que en estas condiciones el sexo haya perdido interés cuando su gran enemiga, la que más hizo por erradicarlo de nuestras vidas –por lo menos en teoría–, la Iglesia católica, pierde fieles, catecúmenos, sacerdotes, hasta haberse quedado convertida en algunos países en una especie de sociedad filatélica? Yo tengo esa sensación desde que desaparecieron los periódicos. Pero, para gentes como yo, de otra época, la vida sin librerías, sin bibliotecas y sin cinemas es una vida sin alma. Sí, de arqueología, cuando estudiaba ahí. Ahora sabía quién era y dónde estaba mi cuarto y mi bañito. Yo sobreviví a un cáncer de la sangre, sin ir más lejos. Mi pobre madre, que en paz descanse, cuando escuchó estas noticias y vio la escena en la tablilla digital lanzó un grito desgarrador y perdió la conciencia. Osorio dice que ahora hay añoranza por esos animales, otro de los hitos de la cultura de hoy en el mundo, que va a romper todos los límites de lo concebible. Desde Arequipa, una entrevista con el director del sello editorial Cascahuesos. Había pasado mucho miedo, sin duda, pensando que me moriría en la calle como un perro vagabundo. Claro, el gran problema es ver si consiguen las subvenciones para la organización, acá en el Cusco es un complicado conseguir dinero. Me repetí una vez más que subiría muy despacio las escaleras, sin agotarme, aunque fuera sentándome un rato en todos los descansos. Lo digo por mi discusión del otro día con Osorio después de la cena donde los Arismendi, esos millonarios o más bien billonarios. No es pues tiempo de clasificar un género en otro: Reynoso hace poesía haciendo prosa, como Vila-Matas hace ensayo haciendo novelas, o Balzac (o Palma) hacen historia haciendo novelas. Hubo un tiempo donde se lo robaron, así que pusieron un segunda que ya nadie pudo robar porque llegó la pandemia y el bar fue clausurado. ¿En qué forma les gustaría que cambiara el mundo? (Publicado en la revista Poetas de Asfalto número 171-172). “Se cerraron los últimos cines, pero han abierto una nueva librería”, me levantó el ánimo Osorio cuando terminó la triste manifestación de despedida a los Ideal. Me toqué los ojos y había dejado de llorar. ¿Esa fricción que hubo en ese momento generó tu distanciamiento? ¿Cuánto hacía que perdí el olfato? Los jóvenes, que antes querían ser arquitectos, luego cineastas, luego cantantes, luego chefs de cocina o futbolistas, ahora sueñan con ser cirqueros, trapecistas, payasos, equilibristas, magos. Su arte prosístico no linda con lo denotado, busca connotar, interpreta: dice metafórico, dice en sublime. ¿Cómo había podido olvidarla? La abolición del infierno tranquilizó a muchos creyentes pecadores, desde luego, pero decepcionó a otros, a quienes soñaban con que sus enemigos, quienes los habían maltratado y explotado, se quemaran eternamente en las llamas de Belcebú. A propósito de ello, el título de este texto: Resumen: Ciudad lila, expone esta búsqueda cifrada en diferentes entonaciones que abordan el relato de su vida. Signo de su espejo: mirar limita. Me vinieron dos vientos mientras conversaba con ella, que conseguí disimular encogiéndome un poco, como para rascarme una pierna. En la oscuridad del cuartito, pensé, asustado: “¿Me voy a morir?” Lo había pensado muchas veces, sobre todo en los últimos tiempos, cada vez que tenía un malestar. Cuando me senté, en una esquina de la Plaza de Oriente, medio de cara y medio de espalda al Palacio Real, me sentí más tranquilo. Allí se halla uno de los conventos más antiguos de Madrid, lleno de cuadros, que solo se abre al público los domingos y donde hay siempre una larga cola de gente para entrar. ¿Encontraría mi casa, por fin? La gente, los vecinos me conocían, podrían dar parte a la policía, e incluso a Osorio, que había venido a buscarme algunas veces. Muchos años. Reynoso ha creado un estilo nuevo: la jerga popular y la alta poesía reforzándose, iluminándome. Ya le he hecho llegar a Shakira que tengo las pruebas de cuándo, cómo y dónde la engañaste", ... "El arte de la literatura es dar cuenta de lo invisible" 11/01/2023. Como son tan pacíficos y no suelen hacer mítines, ni acampadas, rehúyen a los medios y son antigregarios, pasan algo desapercibidos. En esta soledad donde mi corazón se expande. “Qué te importa que las quemen”, me dice Osorio, siempre defendiendo lo que él cree la vanguardia política de nuestro tiempo, “si todos esos libros, revistas y periódicos están ya digitalizados y los puedes consultar cómoda y asépticamente en las pantallas de tu propia casa”. No constituyen una nueva religión ni mucho menos. “Eran adelantos indispensables para adaptarse a la época”, dice Osorio. Y puntualizo lo de tiraje largo porque en el Perú, señores, no se publica más de 500 libros, porque aquí la gente no lee y no se trata de desperdiciar el dinero, aunque para el poeta librero -o librero poeta- Ángel Yzquierdo Duclós esto sea vital: porque él desea sacar 50000 ejemplares de su Albatros o nunca sacarlo. Había una veintena de muñecotes que vomitaban, orinaban, defecaban o supuraban unos líquidos –llamémoslos por su nombre: mocos– por las orejas y por las narices, que, para apreciar a cabalidad el significado de la muestra, uno tenía que oler en unos recipientes donde dos muñecotes escurrían esas excreciones. La Casa de la Literatura, donde, no solamente se va a ver la literatura, sino, se va a hacer literatura, está organizada de tal manera que personas que ingresen van a poder desarrollar … oposición a este encanto de la ciudad, ella se encuentra con el ambiente opresor de la casa en la que vivirá. A mis años, me había dado por los circos y los dibujos animados, los dos únicos campos en los que reconocía que la cultura –¿la cultura?– de hoy había superado a la de ayer. Ahora, mi corazón seguía latiendo como un bombo en el pecho y seguía con la boca abierta para poder respirar pues sentía que me faltaba el aire. En cuanto a la libertad, creo, hoy día –mañana puedo haber cambiado de opinión–, que ha desaparecido enteramente de nuestras vidas. Estaba bien allí. En Madrid aquella despedida fue pacífica. La historia versa sobre un puñado de jóvenes, de diversos estratos sociales, que terminarán coincidiendo por el azar objetivo en la Lima de hoy: las huelgas, marchas, bares, calles, Centros Culturales, pasaran a formar parte de sus páginas, para darnos un registro de lo artificial del momento y del deseo de alcanzar aquel grito, aquel llamado que devuelva la conexión última; hacia ese fondo van estás páginas, donde la estructura va cobrando un énfasis de corte místico. Y, eso sí, todos jóvenes. Tomaría precauciones, andaría siempre con aquel documento encima recordando mi nombre y dirección y el teléfono de Osorio. Los muchachos, altos y entusiastas, hacen cola a borbotones. Luego de dormir y recuperarme, llamaría a Osorio y le contaría esta aventura. En ese sentido, hacer poesía es participar en el diálogo de una época: esta voz, por eso, resulta necesaria de atender, por su singularidad y crítica. Creía, el pobre ingenuo, que me intimidaría. Nos tuvo, a la media docena de invitados, sorprendidos y maravillados del principio al fin de la noche. (Repito los disparates que les oí.) Eso sí que había sido una sorpresa. Ahora se dice que el Vaticano también va a declarar que el cielo solo existía como algo simbólico y metafórico, pero que, en verdad, tampoco existe en un sentido tangible y material. Me dolía un poco la espalda y di una vuelta a la Puerta del Sol, caminando despacio. Es una narrativa desafectada de ínfulas retóricas, y funcione con la intención de expresar una verdad, más no de abrir una nueva estética o lenguaje. ¿En qué régimen vivimos ahora? A la gente le gustaba la Iglesia porque no se parecía a la vida, a la sociedad tal cual es, porque representaba lo contrario de la existencia en el siglo. Ahora, en este momento, no me importaba. La lectura se desliza, incrementando la incidencia de un yo autobiográfico hacia vivencias vertiginosas en el entorno social; palabras que celebran y no transige su propio destino de poeta. He hecho bastante trabajo, tengo más de 3 mil páginas publicadas, pero a las autoridades cusqueñas no les interesa. Gracias a la gentil atención de sus guías, no sólo por el trato, sino también por la forma apasionada de expresarse, de compartir la vida y obra de nuestros escritores, uno disfruta el viaje, uno se encuentra con nombres como José Santos Chocano, Eielson, Vallejo, Ricardo Palma, César Moro y Mercedes Cabello entre otros. Su defensa del ascetismo no estaba inspirada en la fe religiosa, sino en una moral laica, o, sorprendentemente, en la higiene. 13-14). Por eso será que ya no hay departamentos de Filosofía en ninguna universidad de los países cultos de la tierra. Menos mal. Justo por estos días, a nivel Perú, hubo una polémica sobre Reynoso y la venta de sus libros para ser editados en Alfaguara. El número uno era el de mi cuartito y su baño, en la azotea. Existe pues una oposición entre dos mundos: el mundo interno de la casa de Aribau Osorio me arrastró hace unos meses –tal vez fueran semanas– a una galería nueva, “rompedora”, me dijo, en Lavapiés. Eso sí, predican con su ejemplo. Sigue la senda de Vallejo y de Pessoa, de no permitir un diálogo tan cercano: de poner astillas en el mismo lenguaje. En cambio, yo sí. “¿No basta con que tengamos que expulsar cada día nuestros excrementos?”, intervino con beligerancia un jovencito, casi un niño, que hasta entonces no había hablado. Ni siquiera sabía que la tecnología de los hologramas hubiera evolucionado tanto como para producir los prodigios que vimos donde los Arismendi. ¿Por qué tenía tantos? Tuve pesadillas y todavía las tengo, pues siempre detesté a esos horribles roedores. La ciénaga que es mi memoria me dice que solo hace unos veinte o treinta años. Me acurruqué en mí mismo y pensé que me sentía bien y que iba a dormir otro ratito más. Mi esperanza está en el movimiento de los “desequilibrados” que se ha extendido tanto por el globo, no solo por España. [1] Leer aquí: https://cultura.fundacionneruda.org/2021/11/25/antologia-general-de-la-poesia-peruana-entrega-final/. Pero por lo menos en la policía, mientras averiguaban quién era, estaría bajo techo. 4.- En vez de llamarlo me acurruqué; traté de olvidarme del sudor, me encogí mucho, hasta tocar con mis rodillas mi mentón, y esperé que llegara el sueño. Algunos se habían arreglado para recibir pensiones del Estado. La extrañaba. Sacábamos comunicados [sobre la invasión] pero no nos hacían caso porque la mayoría de periodistas estaban metidos en ese terreno. Le celebré la broma, pero, unos instantes después, me embargó una gran tristeza al darme cuenta de que no bromeaba. El “franquismo” actual es de otra índole: sin caudillos ni partidos extremistas, sin fusilamientos ni torturas, todo muy científico, apoyado en la física y las matemáticas, y, sobre todo, en el dominio absoluto de las pantallas y las imágenes sobre la razón y las ideas. Claro, cuando vienen amigos de Colombia o Bolivia es posible que las ediciones puedan salir del país. Ahora es todo distinto la estación ha sido tomada por los libros, en sus salas se puede encontrar la gran riqueza de nuestra literatura, al hacer el recorrido uno puede conocer históricamente los diferentes representantes, hombres y mujeres, diversas corrientes, soñadores de puño y letra, que comparten su obra con el mundo. Sentí un escalofrío que me hizo temblar de nuevo de la cabeza a los pies. Las comparaciones son odiosas, pero a veces toca mirarse con sus vecinos más cercanos, y eso lo sabe muy bien Pavel, quien mira con envidia sana las ferias en la ciudad de México, en donde se acostumbra año a año a realizar en la Plaza de la Constitución, o mejor conocida como el Zócalo; o la que se realiza en Buenos Aires – Argentina, en la Plaza San Martín. Toda la noche estuvimos rodeados de esos personajes fantasmales, duplicando a camareros o camareras, sirviendo la mesa, pasando las fuentes con bocaditos y bebidas, tan absolutamente idénticos a los reales que aquello se convirtió en un delirio; nos dio a todos la sensación de haber entrado a un mundo onírico, de estar viviendo en un poema surrealista, verificando que lo maravilloso cotidiano existe, no sé cómo llamarlo, un mundo en el que resulta difícil distinguir las fronteras entre la realidad, los personajes de carne y hueso y sus dobles, esos fantoches de la ilusión tecnológica. En torno a esta obsesión han construido toda clase de fantasías quiméricas y sanitarias. La tristeza por la desaparición de esa institución parecía compartida por todos los presentes, en los ojos de algunos de los cuales juro que vi lágrimas. Pone una pila de sus libros y dice: -Bueno jóvenes, a precio popular. Este registro, lo acerca a libros como El almuerzo desnudo, y nos arroja un espejo sobre los males que acechan nuestra cultura. Se mezclaba con mis propios olores y era un asco. Quizás el movimiento de los “desequilibrados” sea una reacción contra el pragmatismo materialista universal que se ha impuesto como única forma de vida, una singular protesta contra un mundo de gentes que parecen estar de acuerdo en casi todo y no ven más allá de las orejeras que llevan puestas –que llevamos, no sé por qué me excluyo– sin saberlo. Los zorros, al cabo de un tiempo, se fueron, tan misteriosamente como habían venido. Siempre que encontrara mi casa. No estaba exaltado ni triste. Pero lo que me asustó no fue el corazón sino el sudor. Casa de la Literatura San Germán. ¿Kafka? Y el viejecito se llevaba un dedo a la sien y se reía, imitando a Napoleón, que al parecer perdió el juicio en Santa Elena. No hacía calor, más bien fresco o frío –eran los finales del otoño, la época más bonita de Madrid–, y estaba empapado con la transpiración. !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)? Estaba muy cansado y me había deprimido de nuevo. El sol estaba muy alto en el cielo y debía ser pasado el mediodía. Subí aquellas gradas muy despacio, parándome unos segundos en cada escalón, animado por una alegría íntima, que, sin embargo, contenía los latidos de mi pecho; con el esfuerzo, se me había agitado mucho el corazón. Su presencia acortará la distancia entre progresistas (7) y conservadores (que sumarán así 5). ¿Es eso verdad? El único espectador serio que se admite hoy es el que produce el propio bípedo en su artefacto portátil, ese incinerador de todo lo que es genuino y auténtico, algo que ha desaparecido prácticamente en este mundo donde solo reina y fulgura lo postizo y artificial. Si tu libro vende, no lo dudes, es bueno; si nadie lo compra, escúchalo bien: es malo. No me sentía feliz ni tampoco triste. Una vez más revisé todos los bolsillos, como había hecho muchas veces en la mañana, creyendo que esta vez encontraría el teléfono móvil, para llamar a Osorio y preguntarle la dirección de mi casa. Eran entretenidos y bonitos, y, me parece, yo pasaba horas con ellos, moviendo la muñeca de mi mano derecha para que las figuras bailaran. De entrada, me quedé boquiabierto cuando advertí, junto al mayordomo que me abrió la puerta y me ayudó a quitarme el abrigo y la bufanda, que había un doble holográfico de él, otro mayordomo con su misma cara y atuendo, repitiendo sus gestos, sonrisas y venias. “Si no lo hacían, la Iglesia habría comenzado a marchitarse como una rosa expuesta al sol durante mucho tiempo.” ¿No es lo que ha ocurrido, acaso? Estaban asoleándose, tirados en la hierba, en el Parque de Debod, junto al pequeño templete egipcio, contemplando, bajo un cielo despejado, el Parque del Oeste a sus pies. Cuando le dije que me parecía una curiosa paradoja que los jóvenes hayan empezado a despreciar el sexo, es decir, a materializar lo que los curas querían inculcarnos cuando éramos jóvenes –aunque muchos curas lo practicaban a escondidas al derecho y al revés, sobre todo al revés–, precisamente cuando las religiones comienzan a encogerse como pieles de zapa, Osorio me rectificó: “Se encogen las iglesias, no la religión.” Tuve que darle la razón. En esta entrevista, Córdova nos habla de su experiencia como editor, su mirada a la tradición literaria arequipeña y sobre la polémica de los escritores peruanos a la FIL de Guadalajara. Un enorme logro, ojalá sea cierto. Había sentido los vientos, por supuesto, pero no que se me salía la mierda. Cruzaréis el puente sobre la ría, llegando así a nuestro concejo. Creo que gracias a la prohibición, ahora, los carnívoros disfrutamos mucho más con los atracones de carne. En otras palabras, somos unos esclavos más o menos felices y contentos con su suerte. Hablar es mostrar y mostrarse. Pero muy limpio y ordenado, eso sí. Funcionaba muy bien y, una vez que la caca desapareció y el retrete estuvo otra vez limpiecito, solté la ducha y calculé que saliera el agua tibia y me bañé, limpiándome las piernas y el trasero con cuidado, hasta comprobar, una y diez veces, que tanto mi trasero como mis piernas quedaban impecables. El objetivo es aprender las técnicas de agricultura ecológica que permitan sacarle el máximo provecho de la forma más sostenible posible. Al llegar a la esquina, doblé a la derecha y menos de un minuto después estaba en la Plaza de Isabel II, bien iluminada todavía. El último ejemplar que conseguí de Los inocentes fue editado en 1992; en principio este cuentario se publicó en 1961 y el último libro de Reynoso salió en el 2012. Es decir, de las malditas maquinitas. ¿Y cuál es esa? Tendría padres, sí, pero no se acuerda de ellos, ni de si tuvo hermanos, y asegura definitivamente que nunca estuvo casado. Sin embargo, no deja de ser un buen debut y una ventana fresca para observar nuestro presente. Aquí se investiga la literatura y se reflexiona acerca de ella con el fin de establecer nuevos … Toda mi época es poca para explicar lo que siento. Unos pocos turistas tomándole fotos al monumento egipcio. Pero el calendario judicial de este 2023 vendrá sin duda muy marcado por el «procés». Lucían unos títulos bastante llamativos como Tiburcio, hacedor de tempestades, La caperuza del monje Romualdo. Yo creo que se trata de otra moda, una manera de divertirse para tanto ocioso que anda suelto. Y, sobre todo, que hombres y mujeres pudiéramos durar lo que duramos conservando la lucidez –no así la memoria, hélas– y disfrutando de la vida. Inaugurada el 20 de octubre del 2009 e instalada en el inmueble de la antigua estación de trenes, conocido como “Estación de Desamparados”, ya que cerca tuvo lugar la iglesia jesuita “Nuestra Señora de los Desamparados”, durante el siglo XVII. A José lo encontramos en su stand de la Feria Internacional del Libro de Arequipa, evento que lamentablemente dejó mucho que desear, ya que no tuvo la convocatoria que se esperaba. (Del libro En busca de la sonrisa encontrada, ibidem). En el Bar Ciro, por ejemplo, y donde estuvo hasta el final su cuadro. Mario Vargas Llosa, por ejemplo. Cuando susurré que si todo el mundo los imitara y se volviera casto desaparecería la humanidad, uno de ellos me repuso: “La ciencia resolverá eso, fabricando gente en los laboratorios.” Pero lo que divirtió mucho al grupo fue que otro añadiera: “¿Y a quién le importaría que desaparezcamos? Si la voz de los escritores del Boom, Carlos Fuentes –La nueva novela hispanomericana–, produjo un cambio sustancial en la visión de la literatura, como vehículo para retratar una sociedad y una política específica de Latinoamérica, vivimos otro impacto de orden tan manifiesto como aquel: la era de la Internet; nuevas formas de expresión que desdibujan los límites geográficos, idiomas, géneros y distorsión del tiempo; es dentro de este sistema de múltiples referentes cuando parecen perderse los anclajes, donde Julio Barco exhibe Ciudad lila, una perspectiva territorial, un lenguaje con potente fuerza comunicativa, una cuña fundacional que clava en el centro mismo de su ciudad y la hace suya bajo el peso del orden jerárquico que impone su poesía. Sin embargo, la respuesta del autor no es solo ética, es estética: el valor de una novela sin moral ni principios es sostenerse por una poesía bruñida, por un lenguaje sonoro y ardiente de calles, de soledad, de morado: exceso de morado, que torna lila a veces el cielo, o color chicha morada… De fondo, claro, un golpe a la sociedad limeña, a sus hipocresía y sinsabores. Algo así como una fraternidad pacífica e iconoclasta, que, allende o dentro de las propias fronteras, hermana sobre todo a la gente joven. ¿O tendría que ir a la policía a que me ayudaran? También entre los que le cantaron a Lima podemos ubicar al memorable Ladislao Plasencki, y a autores de su propia generación como Enrique Congrains. No había mucha gente en el Parque de Debod. Estaba muy cansado y busqué un banco donde sentarme a ver pasar el tiempo. No sería raro que acabara con nosotros, los humanos. Pero no lo haré; también en esto seguiré fiel a mis viejas aficiones. y mi pecho se carga de tenazas de cangrejo. ¿Estás hablando de la zona arqueológica de Marcavalle que fue invadida por los periodistas? ¿Que sus razones antiguas, aguzar la sensibilidad, la imaginación, hacer vivir el placer de la belleza, desarrollar el espíritu crítico de las personas, ya no hacen falta a los seres humanos de hoy, pues la ciencia y la tecnología pueden sustituirlos con ventaja? Cuando estuve en el largo vestíbulo de adoquines, le agradecí de nuevo, efusivamente. Yo sé que fui periodista de joven; Osorio dice que enseñó filosofía en los colegios, pero no estoy nada seguro de que haya sido profesor y menos de filosofía, porque sabe muy poco de esos temas. Lo único incómodo, lo reconozco, el olor a pis del zorro: es penetrante e impregnó el aire madrileño esos días. Por hacer lo que hice, mi vida se reventó y ya nunca más fui feliz. Las reglas del mercado no favorecen la poética. Las matanzas entre israelíes y palestinos siguen allí como demostración cotidiana de nuestra vocación autodestructiva. Don Lucho, entre tanto, prendió un inca. Pero ello siempre había pasado, sobre todo cuando me dormía. Entonces sí que perdieron las buenas maneras. Ahora no solo me dolía el pecho sino también el hombro y el brazo izquierdo y seguía sudando de la cabeza a los pies. Otro viento, más bien largo y ruidoso. ¡Quién lo hubiera dicho! ¿Qué sangre no es caliente? Los horarios de atención al público es de Lunes a Domingo de 10 am a 8 pm. Él pertenece a esa camada de arequipeños que aprovecharon a Lima como tema de trabajo. Además, sobre el Ministerio de Cultura, José Córdova señaló: “La DDC de Arequipa acá es nula, nunca hemos sabido su quehacer, nunca lo hemos visto con algún tipo de actividad o algún proyecto que pueda visualizarse. Me acerqué a él y le dije: “Al fin llegó usted. Ahora están por todas partes, aunque las pantallas que pululan por las calles que difunden noticiarios no suelen hablar de ellos. Pero pueden ser adquiridos en la Marlborough, la que expide a los clientes que los compran un certificado de propiedad. Hacía algunas semanas –¿o meses?–, por ejemplo, después de esperar un buen tiempo, conseguí una entrada y fui a ver al célebre Adonis Mantra. Iba, cuando me llevaban mis padres, pero no me moría por ellos, como mis amigos. No estaba asustado, solo adolorido. Era algo que yo reconocía ya hace tiempo, aunque en secreto. Creo que solo una cosa hice mal en la vida: abandonarla por una mujer que no valía la pena…”. ¿Qué es la prosa en el capitalismo realista? ¿Qué había sido aquello entonces? Pensé inmediatamente en llamar a Osorio, pero me desanimó la idea de que era muy tarde y mi amigo solía acostarse muy temprano. Pues ahora hemos perdido la libertad sin darnos cuenta, y, lo peor, estamos contentos y nos creemos hasta libres. No me decía nada, por supuesto, aunque sabía que si rebuscaba en mi memoria aquel nombre se me iría revelando poco a poco, encendiéndose como un foco de luz. Ahora me ocurría algo peor: también había olvidado qué calles tomar para volver a mi casa, es decir, a mi cuartito con su baño. Espero no estar acá todavía cuando ocurra esa tragedia. Pero primero debes aceptar el dolor que sientes y sanar tus heridas … Luego me sequé yo, cuidadosamente, sintiendo que me dormía, bostezando sin cesar. Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra, https://www.academia.edu/86606429/Ciudad_Lila_Julio_Barco, Staff Lima Gris / Web – Revista – Radio – TV. En la última que visité, hace unos meses (¿o años? Es muy pequeño y lo tengo lleno de libros y papeles. Aunque después se dieron cuenta de que eso no era así, el nombre quedó. No he visto un ejemplo más flamante de la devaluación del sexo entre los jóvenes, justamente ahora que se ha alcanzado lo que hace apenas medio siglo parecía inalcanzable: la libertad irrestricta para practicar el sexo de cualquier manera, en cualquier parte y con quien sea. El único novelista que queda vivo y pataleando en este planeta es el ordenador. De fondo, el texto anterior era una radiografía de un tiempo: el instante donde las novelas de temas contra el sistema se volvían parte del mismo. ¿Qué haría si llovía? Había pensado en muchas cosas. El otro día me juró que ya hay, en distintas ciudades, colectivos y fundaciones que piden que se autoricen los matrimonios mixtos de seres humanos y animales. Bravo, bravísimo. En este video te mostramos cómo encontrarnos. Sobre la publicación de Los inocentes, Arguedas dijo que: Quisiéramos afirmar que con “Los inocentes”, de Oswaldo Reynoso, se inicia el hallazgo de las formas de revelarlo. Vagamente pasó por mi cabeza la idea de que podía quedarme muerto de un síncope antes de llegar a mi cuartito y a mi baño. Te invitamos a... ¡Llegó el día esperado! Pero la moda prendió, se quedó y ahora la gente –la poca que lee– solo lee las novelas que encarga a sus esqueletos de metal o de plástico. La cultura no es aburrida, y la casa de la literatura de lo va a demostrar, este lugar también era conocido antiguamente como “la estación de los desamparados” debido a que antes existía … Fue un enamoramiento violento y pasajero, una de esas locuras que revientan una vida. Apoyaba un pie en el escalón de arriba y no podía creer que aquel esfuerzo de izarme al nuevo escalón me costara tanto. Respiré más calmado y al llegar a la puerta de mi cuartito descubrí que ahí estaba, colgando de la puerta, la llave.